La historia de esta peculiar relación dataría de tiempo atrás, pero se hizo pública a través de una movida que muchos interpretan como un chantaje directo: la propia Susy Aponte Polo, publicó en sus redes fotografías del fiscal Rojas Ascón, en una aparente señal de advertencia o presión.
Huaraz, Perú – La madeja de la presunta organización criminal «Los Elegantes de Ancash» parece tener dos protagonistas centrales cuya relación, a la luz de los hechos, levanta serias sospechas de una posible extorsión y una serie de «errores» judiciales que habrían beneficiado directamente a la presunta cabecilla, conocida como «La China Polo». En el ojo de la tormenta se encuentra el fiscal Robert Rojas Ascón, coordinador del caso, cuyas acciones y omisiones trazan un camino de dudas.

La historia de esta peculiar relación dataría de tiempo atrás, pero se hizo pública a través de una movida que muchos interpretan como un chantaje directo: la propia Susy Ysabel Aponte Polo, publicó en sus redes sociales fotografías del fiscal Rojas Ascón, en una aparente señal de advertencia o presión.
Este presunto chantaje parece haber encontrado eco en los hechos. La evidencia más notoria sería la cadena de convenientes errores procesales. El más grave, quizás, fue la decisión de que la solicitud de prisión preventiva contra «La China Polo» no fuera firmada por el propio Rojas Ascón, quien como coordinador del caso tenía la responsabilidad directa. En su lugar, delegó la firma a la fiscal adjunta Anca Villarreal.
Esta maniobra expondría un presunto conocimiento de las actuaciones defectuosas dentro de la fiscalía, salvando así a la principal investigada de una medida que, de estar mal sustentada, podría ser fácilmente revocada.
A esto se suma la llamativa recalificación del delito: de una compleja «organización criminal» se pasó a una simple «banda criminal», una figura legal con menores penas y requisitos probatorios más laxos.
El telón de fondo de esta trama es igualmente turbio. En el contexto de la investigación al exgobernador regional de Ancash, Juan Carlos Morillo, surgieron apuntes sobre supuestos pagos de S/ 5,000 a un «fiscal Ascón». Asimismo, durante la detención de Morillo, conversaciones de chat revelaron la aparente intervención de «La China Polo» con la DIVIAC para agilizar la detención del exgobernador, en la que participaría un fiscal.
La suma de estos indicios, el presunto chantaje fotográfico, los errores procesales que parecen hechos a medida, la delegación de responsabilidades clave y los antecedentes de supuestos pagos- dibuja un panorama de posible extorsión y manipulación de la justicia. La pregunta que queda en el aire es si el sistema judicial de Ancash está siendo víctima o cómplice de esta intrincada red de intereses.