Domingo Caldas, aparece con posible candidato a diputado por Ancash, Álex Peláez.
“Un buen domingo, con un buen ceviche, fui al mercado de peces, a comprar un buen pescado, porque hoy mi socio, Álex Peláez, va a preparar un ceviche al estilo chimbotano. Así que, ya les contaré cómo terminamos con nuestro plato bandera y unas chelitas bien heladas”, estipula un post del exalcalde de la municipalidad de Nuevo Chimbote y precandidato a la alcaldía provincial del Santa, Domingo Caldas Egúsquiza, en evidente inducción al pueblo al consumo de bebidas alcohólicas.
Mientras tanto, Alexander Peláez Vera, actual consejero regional por el Santa y posible candidato a diputado por Ancash, según el Balance Semestral de Consejeros 2024, no habría movido un solo dedo para fiscalizar. Sí, así como lo leen: cero fiscalizaciones, cero trabajos, cero compromisos.
Es decir, estamos ante un personaje que solo cobraría pero que a la hora de cumplir con su deber prefiere la estrategia del avestruz: cabeza enterrada, boca cerrada y manos en los bolsillos ¿Será que el puesto de consejero le parece poca cosa y ya está con la cabeza en otras ambiciones? Pues claro que sí: Peláez no está fiscalizando porque está demasiado ocupado en su próxima aventura electoral. Quiere ser diputado.
Peláez Vera es el clásico político peruano con memoria selectiva y verbo inflamado. Se presenta como el adalid de la transparencia, el látigo de los corruptos, el guardián de los recursos públicos, pero en la práctica es un ausente de lujo. ¿Cómo alguien que no fiscaliza en su región pretende legislar para el país?
Lo que está claro es que su prioridad no es Ancash, ni la fiscalización, ni la transparencia. Su prioridad es él mismo y su campaña política. Peláez estaría preocupado en su candidatura, en tomarse la foto correcta, en afilar su discurso populista para ver si en 2026 consigue un asiento en el hemiciclo.
Ser consejero regional implica fiscalizar, denunciar irregularidades, exigir rendición de cuentas. Pero en el caso de Peláez Vera, ese trabajo es solo una línea en su currículum. El tipo ha logrado perfeccionar el arte de no hacer nada y vivir del Estado. Se pasea por los medios con su discurso de moralista barata, pero en los informes su gestión es una página en blanco.